Son cuatro las cordilleras que encerraban a los sapos de palabras,
cuatro vallas vacías
de publicidad e incordio
no bajan ni suben el volumen
simplemente croan combinaciones a recolectar
besando onomatopeyas que brillan
en la penumbra de los párpados
que se bañan de la noche
que se secan con su confusión
sólo el samurai
recoge los frutos
del desierto
Y la luna negra trgándo todo,
oculta en su manto,
deja resbalar la plata oxidada
sobre los sapos de palabras
que simplemente croan
Pero hay que ser samurai
y juez de las visiones
interpretar
los obstáculos
el silencio
la lluvia y su canto brotando del suelo
Germinan sonidos a mi alrededor
y el manual suda
rompiendo sus cuatro cantos en el espacio
y de las grietas
perlas sonriendo
y del viento
tu aliento
y el muro
mar empedrado
Hay una sola luna negra
el sabor del eco en los labios
recobrando el valor de los huecos
que nada encierran
silencio...tormenta
Los sapos rujen y en ese instante eléctrico
obedezco a tu sombra
al negativo de la foto
a la compañía d etu ausencia
el contratiempo que persigo
al gancho del vientre que me escupe lucidez en la cara
Y entonces,
entender que nos entendemos
Consentir nuestras lucuras
sin esfuerzo
Interpretarnos en pos de lo absoluto
escurrir mis ojos en tu piel salada y saber que tu manual
también transpira plata oxidada
y cantar ebios pisando sapos
descubriendo la silueta
de tu luna negra en
la noche tinta
a través de las perlas que sonríes
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