lunes, 27 de julio de 2009

Cuando el tiempo se marea

Perder a la rutina de vista entre minutos desacompasados.
Recorrer oscuros afluentes perdidos en el verde mohoso.
Caminar sobre recodos de cabras siguiendo perlas de excrementos.
Nadar en la pantalla de un reloj y romper sus manijas para indicar el norte cuando quiera,
para flotar en ellas, colocarlas en cruz y detener la discrección del tiempo,
Y respirar los dulces huecos que hay entre los segundos que nadie cuenta.

Definitivamente el tiempo es una linea recta
indefinida,
inconclusa,
relativa,
y yo un carnicero furioso con cuchillo de plata
cuando el tiempo se marea corto y corto los minutos que contienen besos, para secarlos, para digerirlos,
para recordarte...

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